LAGUNILLAS. (Ramón Acuña
C.)
Lagunillas, la de los puentes,
la de los puentes blancos.
Lagunillas, quieta, silente,
con tu camino arbolado.
Lagunillas, de las pequeñas
con delantalillos albos;
niñas de largas crenchas,
como de trigo trenzado.
Lagunillas, la de los cerros,
de los cerros encadenados,
gigantes de castillo viejo,
redondos, mansos, cansados.
Lagunillas, la de las tejas,
la del rosal y el retamo.
Lagunillas, labriego y hembra,
con tu campito sembrado.
Lagunillas, la de los muros
que, también visten de blanco;
muros viejos, muros altos,
atalayas de tiempo largo.
Lagunillas, tus viejas puertas
guardan recuerdos de antaño;
rechinantes, entreabiertas,
hablan del tiempo pasado.
Lagunillas, por Rosario
se adivina tu distancia
y el camino es un calvario
desde el puente a Casablanca.
Y, tú, Lagunillas vives
como una niña serrana,
con un espejo de estrellas
para peinarte en el alba.
Lagunillas, tanto mejor
que sigas siendo aldeana,
con tu trigo, tu verdor,
con tu iglesia y sus campanas.
Lagunillas ¡qué importa el camino!
del Rosario o del Orrego,
si, tú, niña, te has dormido
tras tu cortina de cerros.
( Casablanca,1974).-
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