DON DOMINGO GARCIA HUIDOBRO FERNÁNDEZ.

(Ramón Acuña Carrasco).


El ascenso de la colina fue midiendo con alarifes de viento el trote de la cabalgadura que, sin riendas y sin espuelas, transportara hasta la cima al artista excelso, al creyente, al humanista, a la grandeza del hombre humilde y auténtico que un día soñó un pueblo frente al mar, y, en lo alto, la silueta protectora del madero rescatado y ennoblecido por la tragedia de dos mil años ya caminados.

Don Domingo García Huidobro Fernández, como su hermano Vicente al Norte, proa al viento y frente al mar, emplazó su sueño en la hierba del cerro y un día de Abril de 1942 levantó allí la imagen del Cristo Crucificado, obra escultórica que fue bendecida el 3 de Mayo de 1942 por el Arzobispo de Santiago, don José María Caro, siendo Párroco de Llo-lleo el Presbítero don Joaquín Fuenzalida Morandé.

Un diario de Santiago dijo de la titánica tarea que significó el emplazamiento de tan magnífico monumento :" Con toda emoción hemos presenciado la faena. La memoria nos ha trasladado a la Plaza del Vaticano, a fines del Siglo XVI, al Pontificado del Papa Sixto V, cuando fue levantado el famoso obelisco del jardín de Nerón, cuya base había sido bañada con la sangre de los mártires, coronarlo con la cruz y esculpir en la base: "Cristo Reina", "Cristo Vence", "Cristo Impera".

Ante la obra terminada nunca pidió don Domingo ni a la piedra ni a la arcilla ni al bronce ni al madero la articulación de la palabra, porque sabía de pequeño que sólo el Buen Dios podía conceder dones y luces, grandeza y genio. Y silencios. Y voces. Tan sólo ÉL. Tanto hay que contar de este noble varón que emerge de las crónicas "con una faceta mística que aflora en sus esculturas y pinturas", pero, quien, a la vez, fue un hombre de acción. Agricultor durante cuarenta años de su vida en los que se hizo uno con sus trabajadores. "Formó la localidad de Llo-lleo que era un potrero y el Fundo Llo-lleo, tierra agreste que le fue generosa, la que convierte en un paraíso de fértiles siembras y espesos bosques. Y cuadras de rosas y claveles." Fue Director del Hospital de San Antonio; formó escuelas, cooperativas y centros deportivos. Dio hospedaje permanente y esperanza a los más necesitados. Su nombre figura entre los fundadores de Rotary Club de San Antonio. Hermano del Poeta Vicente Huidobro a quien lo unió en vida un cariño entrañable. Cuenta la leyenda que: "Cuando el peso de los años le impidió seguir trabajando cogió el mazo con el que había desbastado sus esculturas y talló en él un ángel poniendo fin a su tarea."

Según quienes mucho le conocieron " la vida artística de don Domingo García Huidobro Fernández se desarrolló puertas adentro, compartida con sus quehaceres cotidianos, un tanto alejada de la vanguardia y la primera plana." Con modestia sincera pasó por esta orilla "anónimo y medieval", "distante por prudencia y respeto hacia los demás, siempre presente en la necesidad de cada uno."

"Poeta de las formas" decía de él su hermano Vicente.

Sesenta años van desde el 3 de Mayo de 1942; desde entonces, El Cristo del Maipo, como hoy le conocemos, "visible desde Punta de Tralca hasta Bucalemu por el Sur, por el Oriente, hasta el fondo del Cajón del Maipo", ha sido faro y guía para navegantes y protector de almas atribuladas ante los embates de la naturaleza.

Hoy proclamamos la vigencia de esta magnífica obra escultórica junto al nombre de su autor, Don Domingo García Huidobro Fernández, no sin un cierto rubor por el olvido y el desconocimiento del artista por los lugareños para los cuales construyera una hermosa aldea.